Durante los meses de calor, nuestro cuerpo nos exige refrescarnos. De allí que bebemos líquido continuamente. Sin embargo, cuando la temperatura baja radicalmente no sucede lo mismo, por lo que mantenerse hidratado en invierno puede resultar más complejo de lo que pensamos.
El efecto de la temperatura en nuestra hidratación
En verano, las altas temperaturas hacen que nuestro organismo desarrolle mecanismos para equilibrar la carga de calor en nuestro cuerpo, uno de ellos es la transpiración. Durante este proceso, el cuerpo comienza a producir sudor para evitar el colapso y enfriarse. También aumenta la frecuencia cardíaca, dado que el corazón comienza a bombear más sangre hacia la piel y las extremidades, para poder colaborar con ese enfriamiento. Y dado que la atención está puesta en bajar la temperatura corporal, los demás órganos se verán afectados ya que recibirán menos sangre y energía para su funcionamiento habitual.
Todo esto concluye en una situación: cuando hace mucho calor, nos sentimos fatal. Y por ende intentamos llevar a cabo acciones que colaboren con calmar ese malestar, entre ellas, beber agua fresca.
En cambio, durante el invierno no sucede lo mismo. Por el contrario, el cuerpo siente el impacto del frío y por ello, beber líquido se convierte en una tarea más compleja, ya que al menos que tengamos el hábito de hacerlo, nuestro cuerpo no nos lo pedirá como en verano.
Entonces, ¿Cómo mantenerse hidratado en invierno?
Como sabemos, mantenerse hidratado es fundamental para nuestro organismo, pero sobre todo es importante beber agua (no cualquier bebida), ya que como os comentamos en otro apartado, el cuerpo se compone de un 70% de agua y para nuestras células, ésta es vital.
Ahora bien, ¿Cómo hacemos para beber líquido durante el invierno? Aquí resumimos algunas claves muy útiles:
- Beber agua en temperatura ambiente: esto es, ni fría ni caliente, agua potable y natural. Esto simplemente ayudará a beberla, de manera que no resulte brusco su estado para la ingesta.
- Beber té: sabemos que no a todos os gusta el té, pero esta infusión es muy útil durante el invierno, dado que al ser una bebida caliente nos resulta más sencillo beberla y nos ayuda a regular nuestra temperatura. Además, al existir una gran variedad de sabores, resulta sabroso y eso colabora para que bebamos más.
- Beber zumos naturales: quizás durante el desayuno es una buena alternativa. El invierno es temporada de cítricos, por lo que un jugo exprimido de naranja, limón, mandarina, o lo que se os ocurra, no sólo colabora con la hidratación del cuerpo, si no que además aporta vitamina C, la cual es fundamental para reforzar el sistema inmune durante esta época del año.
En definitiva, es posible mantenerse hidratado en invierno, sólo hay que buscar la alternativa que mejor nos resulte para lograrlo.