La ciudad de Barcelona y su área metropolitana albergan 3,3 millones de personas. Con tal cantidad de habitantes, la red de transporte y almacenamiento de agua es una inmensa infraestructura que debe ser controlada exhaustivamente con el fin de poder hacer llegar a cada hogar un agua potable en condiciones adecuadas para garantizar su salubridad durante todos los días del año, veinticuatro horas al día.

Con el fin de hacer frente a esta exigente demanda, el área metropolitana de Barcelona dispone de una red de transporte del agua construida mediante un conjunto de conducciones, depósitos de almacenaje y centrales de bombeo que son capaces de gestionar eficazmente el suministro continuo a todos los hogares de esta extensa zona.

Dos son las principales estaciones de tratamiento que conforman la red de depuración y preparación de las aguas de Barcelona para el uso doméstico:la de Sant Joan Despí, que recibe las aguas del río Llobregat, y la estación de tratamiento del Besós, en donde las aguas provenientes de los ríos que la abastecen es procesada y tratada para garantizar un producto óptimo y saludable a los hogares barceloneses. Esta agua se distribuye básicamente a través de dos grandes depósitos situados en las instalaciones de la Trinitat (que recibe el agua procedente del transvase del río Ter) y las instalaciones de la Fontsanta (a las que son destinados los caudales del río Llobregat, previamente tratados).

Debido a que el territorio de la ciudad de Barcelona tiene una orografía bastante irregular (un extenso llano rodeado por varias colinas dispersas, así como de la sierra de Collserola) son necesarias más de sesenta centrales elevadoras para conseguir bombear el agua desde los puntos de alimentación hasta el resto del territorio urbano, el cual llega, en algunos casos, al Tibidabo, a una altitud de 515 metros sobre el nivel del mar.

El hecho de tener que transportar agua a todos los consumidores provoca que resulte imposible disponer de una red única de transporte y se necesita de un sistema estructurado y planificado de otras subredes. Para garantizar el almacenamiento de agua potable, este se realiza en grandes depósitos ubicados en diferentes cotas altimétricas, los cuales están distribuidos por todo el territorio.

El transporte del agua se produce a través de grandes tuberías y centrales de bombeo que garantizan que su presión sea efectiva en cualquier punto del área metropolitana independientemente de su altura, todo esto gracias a las más de setenta válvulas reguladoras capaces de estabilizar la presión de servicio.

Con todo, a pesar de que esta agua tiene todas las garantías de salubridad exigidas por ley, no resulta un producto de calidad, pues contiene diversos tipos de partículas que provocan que el agua en muchas ocasiones, y dependiendo de las zonas, tenga un sabor y un olor cuando menos desagradables. Con el fin de garantizar un agua corriente de la máxima calidad, son muchos los hogares y bares y restaurantes que está optando por la instalación de filtros de ósmosis inversa, una manera fácil y sencilla de obtener un producto sano y con todas las garantías.