Tal como reza el Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española, ósmosis (u osmosis) es el “paso de disolvente, pero no de soluto, entre dos disoluciones de distinta concentración separadas por una membrana semipermeable”. Así, la ósmosis consiste, en palabras llanas, en pasar el agua por una membrana que hace de filtro para que los “sólidos” que aquella pudiera llevar puedan ser eliminados del agua que resulta del filtrado.
Puesto que el proceso de ósmosis existe en la naturaleza (por ejemplo, las raíces de los árboles, para absorber los nutrientes del agua del suelo emplean un proceso de ósmosis), el ser humano, observando su entorno, ha ideado un proceso inverso al natural con el fin de poderlo emplear para su propio beneficio: la ósmosis inversa. Esta consiste en producir una presión más elevada a la presión osmótica para que el agua atraviese una membrana para pasar al lugar donde se encuentra la solución más diluida, con lo que se consigue un agua libre de sólidos, es decir, más pura.
Estos sólidos son partículas de diversa índole (tanto minerales como microorganismos) que suelen formar parte del agua corriente que consumimos en los hogares, pero también en los diferentes ámbitos en los que se emplea el agua, es decir, en casi todos. Pensemos en las fábricas, cualquier edificio público o las fuentes públicas, por poner solo tres ejemplos comunes. Las aguas que más sólidos contienen suelen ser aquellas que se consumen en las tierras costeras, donde el agua generalmente es mucho más dura, esto es, contiene más elementos que modifican sus propiedades y que disminuyen su calidad, lo que se ve reflejado en un peor sabor y olor.
El filtrado por el que pasa el agua consta de tres fases. La primera, el agua que proviene del grifo pasa por un filtro de sedimentos de 5 micras fabricado de un tejido de polipropileno. Este filtro tiene un alto número de micro-poros abiertos, los cuales permiten una absorción especialmente eficaz de impurezas en toda la superficie: arena, limo, partículas de oxido y cualquier impureza en suspensión. La siguiente es el paso del agua por un filtro de carbón activo, por el que se eliminan los restos sólidos. La siguiente fase del proceso ocurre al pasar el agua por una membrana semipermeable, la cual es capaz de eliminar el 97% de todos los elementos disueltos en el agua del grifo: bacterias, herbicidas, fungicidas, nitrato, uranio, metales pesados de todo tipo, residuos de medicamentos, etc. De aquí, con el agua ya libre de restos, se pasa a un depósito, para después filtrarse por una segunda membrana, denominada postcarbono, cuyos poros son muy pequeños, tras lo cual ya se podrá consumir. El agua que ya no sirve, la que contiene los desechos, se desvía al sistema de alcantarillado directamente.
La ósmosis inversa es la mejor forma de lograr un agua lo más pura posible en el ámbito doméstico. Con este sistema, el agua de consumo quedará prácticamente libre al ciento por ciento tanto de nitratos, sales, cloro, plomo, magnesio, mercurio, fluoruros y sulfatos, como de hongos, virus y bacterias. Si deseas poder contar en casa con un sistema de filtrado de agua que te proteja, a ti y a tu familia, la mejor apuesta son sin duda las fuentes de agua de ósmosis inversa: ganarás salud y bienestar.