La ciudad de Barcelona recibe principalmente el agua para el consumo urbano de los ríos Llobregat y Ter, los que rodean al área metropolitana. Estos ríos, a lo largo de sus recorridos, arrastran sedimentos y otras sustancias nocivas que se originan en fábricas y otras poblaciones que, a través de vertidos, contaminan sus aguas, provocando que no sean aptas para el consumo humano.

No obstante, esta agua pasa por procesos de depuración, que se realizan en las plantas de tratamiento para la eliminación de organismos y residuos (peligrosos para la salud) y con los que se logra un agua apta para el consumo doméstico, garantizándose así su seguridad sanitaria. Una serie de test de calidad exhaustivos son los encargados de determinar si el agua es potable, para que, de esta manera, pueda llegar finalmente a nuestras casas.

El agua que obtenemos en nuestros hogares, al abrir el grifo, no destaca precisamente por ser de gran calidad, sino más bien todo lo contrario: a menudo contiene altas cantidades de cal o cloro que provocan que esta presente un tono opaco y un sabor cuando menos desagradable, además de contener otras partículas, que, a pesar de que no estar prohibidas por ley, no son deseables en un agua de alta calidad. Sin embargo, su composición cumple con todos los requisitos establecidos por las normativas de salud para su consumo y se considera adecuada para el uso doméstico. Con todo, indudablemente, podría tener mucha mejor calidad de la actual, visto que se sitúa como una de las peores aguas de todo el territorio español, según un informe elaborado por la Organización de Consumidores y Usuarios de España (OCU)

En cuanto a la pregunta que se hacen muchos consumidores de agua de Barcelona: ¿se puede beber o no el agua corriente de nuestra ciudad?, la respuesta es totalmente afirmativa. El agua que llega a los grifos de los hogares del área metropolitana de Barcelona es absolutamente potable, a pesar de su baja calidad. Sin embargo, y pese a cumplir todos los requisitos de salubridad, es altamente recomendable la instalación de filtros en los domicilios para obtener un agua de mejor sabor y calidad. Un equipo de ósmosis ofrecerá un tratamiento del agua ideal para usted y su familia.

A través de su exhaustivo filtrado estos equipos domésticos de ósmosis, provistos de descalcificadores, se podrá acceder a un agua que será ideal para el consumo humano, tanto en el momento de beber, como de cocinar o bien para su uso higiénico. Con este tipo de filtros, de fácil instalación y un coste razonable, podrá garantizar que tanto usted como los suyos estarán disfrutando de un producto de la máxima calidad.