Los envases plásticos utilizados, comúnmente, por la mayoría de las empresas embotelladoras de agua suelen ser fabricados con tereftalato de polietileno (PET), un agente plástico derivado del petróleo crudo. Según diversos estudios, este elemento químico puede transmitir al agua diversas sustancias nocivas para la salud.
Estas sustancias son las siguientes:
– Ftalatos: su función es hacer que el plástico sea flexible. Pueden ser dañinos si son ingeridos en grandes cantidades, con lo que podrían provocar problemas endocrinos.
– Antimonio: es un catalizador imprescindible para elaborar el polietileno que, sin duda alguna, es dañino para la salud. Puede provocar cáncer así como problemas de respiración.
– Formaldehido y acetaldehído: estos compuestos son los que provocan que el agua embotellada que consumimos tenga, a veces, ese peculiar sabor a plástico. En principio, según los expertos esto suele suceder únicamente cuando las botellas se exponen a la luz solar, momento en el que dichos compuestos químicos pasan al agua.
Pese a estos datos debemos tener en cuenta que las autoridades sanitarias se encargan de que las empresas embotelladoras cumplan las normativas de seguridad y, en general, las concentraciones de dichas partículas nocivas suelen ser muy bajas.
Con todo, la mayoría de los expertos suelen coincidir en que el verdadero riesgo para la salud en la reutilización de los envases plásticos es de carácter microbiológico, puesto que, si no son lavados con cierta regularidad, pueden presentar una contaminación bacteriana que puede ser debida a microorganismos procedentes de nuestra propia boca, nuestras manos o asimismo por la exposición al medioambiente. Por tanto es recomendable no reutilizar dichos envases.
Sin embargo, la mejor manera de evitar tanto las sustancias derivadas de los PET como la contaminación microbiológica es hacer uso de envases de larga vida, como los de vidrio. Con ello, ganaremos en salud y ayudaremos a reducir la contaminación medioambiental provocada por los envases plásticos que, en algunos casos, pueden llegar a tardar cientos de años en descomponerse (según algunos tipos de plástico la cifra puede extenderse hasta los mil años).
Sin lugar a dudas se trata de un problema medioambiental de gran importancia del que todos debemos ser conscientes evitando, en la medida de lo posible, estos recipientes tan nocivos tanto para el ser humano como para el planeta.
Una opción totalmente respetuosa con el medio ambiente y que evitará exponerse a riesgos innecesarios para nuestra salud es la utilización en nuestros hogares de sistemas de ósmosis inversa. Una forma saludable, económica y natural de consumir agua.